sábado, 30 de agosto de 2008

un justo homenaje para Jaime Suárez

Por Mauricio Vallejo Márquez

El café La Lumbre estuvo llena el sábado 30 de agosto. La noche era dedicada al poeta y periodista Jaime Suárez Quemaìn dentro del marco del proyecto Rescatando a unna voz del silencio que pusó en marcha desde principios de agosto la Juventud en Pro de las Artes Contemporáneas (JAC). Suárez, un poeta miembro de la Generación Olvidada que junto a autores como Mauricio Vallejo, Nelson Brizuela, Rigoberto Góngora, José María Cuellar, Lil Milagro Ramírez, Alfonso Hernández y artistas de la talla de Tamba Aragón y Roberto Franco enriquecieron nuestro país con su arte.

El homenaje inició con la canción Cantares interpretada por el guitarrista Carlos Rubio Calles que interpretó varias melodías y habló acerca de la importancia de la Libertad de expresión, uno de los temas por los que a diario Quemaìn luchó.

La biografía de Quemaìn fue escuchada de labios de sus sobrinas Sonia y Sandra, quienes se turnaron también para leer sus versos. El poeta Ricardo Castrorrivas compartió más de una anécdota que vivió junto al poeta.

Al evento se hicieron presentes varios familiares de Suárez Quemaìn; el obispo Medardo Gómez junto a su esposa; los poetas Otoniel Guevara, Luis Melgar Brizuela, Miguel Ángel Chinchilla, Roberto Quezada; el pintor Iván Cerritos; el actor Amilcar Flor; las familias de los poetas Mauricio Vallejo y Nelson Brizuela y público en general

jueves, 21 de agosto de 2008

Jaime Suárez y la libertad de expresión

Por Mauricio Vallejo Márquez

Como lo hacia a diario, el poeta y periodista Jaime Suárez Quemaìn bebía café en Bella Nápoles, muy cerca de donde se encontraba la redacción de la Crónica, periódico del que él era el jefe de redacción. Acababa de darle un sorbo a su taza cuando el fotoperiodista César Najarro entró en el local y al ver a Suárez decidió ir a saludarlo. En ese momento entraron dos hombres, que acababan de salir de un taxi, se acercaron a los periodistas y uno se quedó tras Suárez y le tocó la espalda. Al levantarse Suárez el otro hombre le puso unas esposas, inmediatamente hicieron lo mismo con Najarro. Era la tarde del 11 de julio de 1980. El silencio reinó en el Café Bella Nápoles, así como sucedía en la mayoría de calles, casas y parques de El Salvador. El 12 de julio fueron encontrados ambos cuerpos en la entrada de Antiguo Cuscatlán. Ambos habían sido cruelmente torturados, Suárez había recibido varias cortadas con machete en la espalda, también le habían abierto el abdomen, además tenía varios golpes en su tórax, rostro y extremidades y un agujero de bala muy cerca de uno de los orificios de su nariz. Su sobrina Sonia Martínez Suárez junto a otros familiares lo llegó a reconocer.

Meses antes de que lo mataran llegaron donde el hermano, que era coronel, y le arrojaron un ejemplar de La Crónica frente a él. Con evidente enojo le dijeron: “decile a tu hermano que deje de escribir esas cosas, sino le vamos a dejar un mensaje en La Crónica”.
Un día se detuvieron dos vehículos frente a La Crónica, bajaron la puerta de la cama de un pick up y tomaron posición para empezar a ametrallar las instalaciones del periódico. A pesar de este aviso, Suárez siguió escribiendo.
Cuentan que la esposa del dueño del periódico le mostró a un visitante oficial la oficina de Suárez. Un par de días después, cuando estaban imprimiendo el medio llegaron un par de hombres y ametrallaron desde afuera la oficina de Suárez. A él no le pasó nada porque se encontraba supervisando la edición. Cuando los sujetos se fueron, el poeta subió a su oficina y recogió los casquillos y dijo: “me voy a hacer un collar con estos bolados”.
Un día volvieron a llegar donde su hermano, el coronel, y le dijeron que ahora el aviso se lo iban a dar directamente a Suárez y que le dijera que dejara de escribir. Ante la amenaza se reunió toda la familia y le pidieron que saliera del país. El poeta dijo: “si mataron a Monseñor Romero, quien soy yo”.

Suárez quien nació el siete de mayo de 1949 era un verdadero luchador en contra de la injusticia. Sus actos siempre demostraban además de esa inclinación un fuerte deseo por defender los derechos de los salvadoreños. A diario lo demostraba en su trabajo donde literalmente se jugó la vida. Todo atropello contra los Derechos humanos, cada injusticia, cada verdad era publicada sin importar el precio que tuvo que pagar con los días. Se convirtió en un símbolo de la libertad de expresión.
“Es tan sucio el que pone las cadenas como el que lo acepta como algo sin remedio”, afirmó en su momento Suárez, una frase que es vista con normalidad en pleno 2008, pero a finales de 1970 el sólo hecho de pronunciarla en voz baja era suficiente para dejar de vivir.
Sus palabras eran leídas a diario no sólo por sus simpatizantes, sino también por sus enemigos que un día no pudieron tolerar más sus comentarios y decidieron acabar con él. El 13 de julio de 1980 el periódico español El País destacaba el asesinato de Suárez:
“El secuestro de Suárez Quemain y Najarro ocurrió apenas cuatro horas después de que un grupo de familias campesinas llegadas del norte del país, bajo la protección armada del grupo izquierdista Ligas Populares Veintiocho de Febrero, ocuparan ayer la Embajada de Costa Rica en esta capital, para «denunciar al mundo la represión del Ejército contra los campesinos». Un policía que custodiaba la sede e intentó impedir la ocupación fue muerto de un tiro”, escribió Carlos María Gutiérrez.

La sopa del chucho
Jaime Suárez fue un maestro por naturaleza. Enseñó durante algunos años en los aulas de algunos centros escolares, pero también instruyó a varios escritores e intelectuales de la época, entre ellos la cantante y antropóloga Lorena Cuerno e incluso a mi padre, Mauricio Vallejo, quien lo conoció por medio de mi abuelo Oscar Antonio Vallejo cuando Suárez y él trabajaron juntos para el Ministerio de Educación.
Jaime le decía a sus amigos: “Vamos a comernos la sopa del chucho”, cuando los invitaba a comer en su casa, porque su madre, Carlota Quemaìn vda. De Suárez tenía un perrito que no comía si no le preparaban una sopa de carne de res o de pollo. Así que los poetas llegaban a diario a comer y se escuchaban las platicas de: Ricardo Castrorrivas, Nelson Brizuela, Mauricio Vallejo, Rigoberto Góngora, entre otros.
También recomendaba lecturas a los jóvenes escritores que se reunían con él en el café bella Nápoles como era el caso de los hermanos Galeas.
Suárez fundó junta a Alfonso Hernández, Rigoberto Góngora, Mauricio Vallejo, Humberto Palma, Jorge Mora San, los hermanos Galeas, Nelson Brizuela, David Hernández y Chema Cuellar, entre otros, la revista literaria La cebolla púrpura, que gozó de mucha simpatía por varios años. Todo esto mientras desarrollaba su trabajo como periodista de La Crónica.
Su oficio literario lo compartió con muchos, entre ellos sus vecinos. Cada uno de ellos tuvo el honor de que el poeta le dedicara un poema en la serie Mis Vecinos.
En la escena poética, Suárez se dio a conocer al ganar un certamen estudiantil nacional en 1970, desde entonces no soltó la pluma y escribió poemas, teatro, además de sus incisivos artículos de opinión.
"Cuando asistas a la universidad ten presente que manos de albañiles la construyeron, que detrás de cada libro hay manos de tipógrafos que, aunque no te conocen, piensan en tí en cada letra que colocan, que detrás de una regla de cálculo, de una probeta y hasta del lápiz que ocupes: hay manos obreras. No los defraudes volviéndoles la espalda. Si algún día te toca anteponerle a tu nombre la palabra "doctor" o "licenciado" que no sea para estar en alianza con el gangster", afirmaba Suárez.
Entre sus libros destacan: Un disparo colectivo, poesía, edición póstuma. San Salvador, 1980, El discreto encanto del matrimonio, teatro, 1980 y Lienzo abstracto, poesía, inédito, 1980. Además de muchos trabajos más publicados en periodicos y revistas de la época.


La lucha
Jaime Suárez Quemaìn no fue un boxeador, seguramente nunca se puso los guantes ni buscó el ansiado ranking de una Federación amateur o profesional, quizá apenas sabía un poco de palabras como: rectos, ganchos. Tal vez ni le interesaba ver las peleas tanto como escribir. Pero tenía sangre de boxeador y la de una de las mayores glorias boxísticas de nuestro país. Quizá por ello él fue tan combativo. Su padre fue Alejandro de la Cruz Suárez quien figuró como campeón centroamericano en 1939.
Dentro de su poemario Un disparo Colectivo encontramos un poema conmovedor llamado Un Round a tu recuerdo, donde habla de su padre, de lo orgulloso que en ese momento se encontraba de tener un padre como él, un boxeador heroico y al que le dedicaba su vida. Cuenta su familia que lo escribió un día en que se iba a suicidar, pero al ver el retrato de su progenitor en la pared en lugar de acabar con su vida tomó una pluma y comenzó el poema. Un hermoso poema de Suárez que cobra aún más sentido al conocer la historia que le vio nacer.
Así como su progenitor tuvo la vida de un verdadero luchador, uno que peleó contra la libertad de expresión, contra el miedo y habló sin ataduras:
“Es tan sucio el que pone las cadenas como el que lo acepta como algo sin remedio” afirmó Suárez y aún ahora a veintiocho años de asesinado siguen vibrando en más de algún escrito como muestra de que Suárez dejó su huella en las letras salvadoreñas.

miércoles, 20 de agosto de 2008

La información es libre


Jaime Suárez Quemain


Con el tiempo

desde la escuela tratarán de "educarte"

-es decir: domesticarte-

por suerte hay medios para evitar la trampa.

Te dirán que el mundo

se divide entre vivos y tontos.

Nada más falso, niño mío.

En el hombre sólo hay dos alternativas:

es libre o no lo es.

Con esto quiero decir

que eres tú quién decide.

Es tan sucio el que pone las cadenas

como el que las acepta como algo sin remedio.

Cuando asistas a la universidad

ten presente

que manos de albañiles la construyeron,

que detrás de cada libro

hay manos de tipógrafos que, aunque no te conocen,

piensan en tí en cada letra que colocan,

que detrás de una regla de cálculo,

de una probeta

y hasta del lápiz que ocupes: hay manos obreras.

No los defraudes volviéndoles la espalda.

Si algún día te toca

anteponerle a tu nombre

la palabra "doctor" o "licenciado"

que no sea para estar en alianza con el gangster.

Un disparo colectivo


Jaime Suárez Quemain


Porque me quema a veces la nostalgia,
El asombro en la voz, el pase en corto,
Las perras ganas de aguantar a los fantasmas
Que me comen el alma a dentelladas,
Mientras se escucha en el café
Una melodía tristona —siempre son tristes
Si es en el café donde se escuchan—
Y yo me desangro inútilmente,
A borbotones pero inútilmente,
Cuando de amor repleto
Me voy por esas calles de dios
Con papel tumbado por el viento
Y se oye el crujir, el alboroto
De ese tiempo que se cae pese a todo
Y ya no bastan diques ni compuertas,
Ni muros que detengan la avalancha,
Porque los duendes ya no asustan a los niños
Y soy —aunque no quieran— un disparo colectivo,
Una pringa de luz en las tinieblas
Y porque —por más que me maldigan—
Nací para soñar
Aunque el sueño de plano esté prohibido
Y se acerquen los dichosos normales
Y me quieran cambiar mi canción,
Cargarme con sus baterías y volverme imbécil
Que esté al tanto del último grito de la moda,
Y del actual amante de doña Fulanita
O del mustang azul de don Idiota,
Y porque les molesta
Mi profunda vocación anarquista,
Mi sacrosanto amor por la desobediencia,
Y quieren carme con sus palos,
Ponerme su disfraz
Jaime Suár e z Quemain Poemas
Y que baile la samba que ellos bailan,
Y porque digo no,
Y me vale un pito,
Y prefiero mis fantasmas
O jugar con mi sombra.
Y mando al carajo a “los inspectores de herejías”
Que quieren registrarme, anularme el carnet,
Voltear mi cerebro
Y averiguar qué es lo que guardo,
Y convertirme en ciudadano robot,
Clásico ejemplo de las buenas conciencias.

Los dictadores


Jaime Suárez Quemain


…los dictadores, señor, deambulan entre sombras
Y en horas nocturnas ingresan como acólitos en
Ceremonias donde oficiantes de negro celebran horrendos
Ritos en contra del hombre
Usted sabe, señor
Que ellos podrían
Cambiar la religión,
De indumentaria.
Opero usted los convierte
En guardianes de su estómago,
Les compra rifles
Y juegan a la guerra
Y luego usted, señor,
Usted los condecora
Y orgullosos caminan sacando
El pecho que está lleno
Por dentro de alacranes
Y usted los aplaude
Y usted los elogia
Y goza con el clima de tranquilidad,
De muertos en los ríos,
De secuestros, de torturas,
De bombas y de sangre.
Y usted los premia
Permitiéndoles sentarse a su mesa
Y que entren a sus clubes
Y se casen con su prima lejana
Educada en Europa
Y les pasa sus vicios
Y ahora juegan bridge
Y beben whisky
Y manejan un mercedes.
Los dictadores, señor,
Olvidan que nacieron
En medio de un arroyo
Y disparan en contra del arroyo
Y pretenden sacar aquel arroyo,
Hasta que un día
El arroyo es un mar
En el que mueren podridos:
Usted y los tiranos.

VECINO III


Jaime Suárez Quemain


Es una viejecita la mar de agradable.

Le gusta observar por la ventana

a las cipotas que juegan en la acera,

aunque si meten ruido

hacen un gesto de enojo

con su mirada de ceiba milenaria.

Le soy simpático,

quizá se identifica con la misantropía

que poseo en los ojos.

De vez en cuando, iracunda,

habla del pudor de sus tiempos

y se queja de que a la niña vecina

la arrinconen en la oscuridad de la luna.

sábado, 16 de agosto de 2008

Un round a tu recuerdo


Jaime Suárez Quemain


A Alex Suárez

Siempre me opuse a caminar

con tu estaturaen el ojal de la camisa

—simple cuestión de orgullo.

De allí proviene el hecho

de entregarte tan tarde este poema,

por lo que pasa a ser

algo así como un telegrama rezagado.

La verdad es

que de momento

se me vino a los ojos tu palabra,

llena de la humildad

que cubría el eco de tu nombre.

Vino así,

no sé cómo,

sin llamar a la puerta,

simplemente

tomó mi dolor entre sus brazos

y me llevó hasta la vieja casa,

al canapé donde solías hacer la siesta

y fumabas tu tristeza.

Eran los díasen que clinchabas tu presencia

con el rostro de un niño que tenía

doce años jugando entre otras manos,

y contabas tus hazañas en el ring del mundial

cuando el boxeo era boxeo

y no una exhibición amanerada.

Ahora, viejo,

las cosas han cambiado.

Ya quedó atrás el muchachito

que contempló tu muerte;

la vida me hace madurar a bofetadas.

Pero no creás

que doy con los dientes en el polvo;

como vos

pienso que es permitido doblarse

pero no partirse.

Y ahí voy, caminando,

finteándole a la vida su amargura,

cuidándome de los golpes a los bajos, tratando

de terminar en pie este largo round.

Aunque a veces, te confieso,

he llegado a flaquear,

a quedar groggy

y querer tramitar un suicidio voluntario.

Pero basta un vistazo a tu retrato

y ya no hay vuelta de hoja:

sé que dejaste tu punch sobre mi verso,

y jab a jab

iré elevando mi nombre hasta tu nombre.

Viejo,

tengo una deuda contigo…

me querías ingeniero

y te salí poeta,

porque no es cosa de ir por allí

soportando un disfraz que desentona.

Con vos pasó lo mismo,

te querían curita

y saliste campeón de box ¡Y qué campeón, carajo!

Perdoná que te quite “tu tiempo”,

pero a veces,

cuando estoy tan solteramente solo

y me urge hablar con alguien,

se me viene a los ojos tu palabra.

viernes, 15 de agosto de 2008

ROBLE


Miguel Huezo Mixco


Este inmenso árbol
no servirá jamás
para madera.
la sierra se romperá
los dientes
en la armadura de este roble
que ha guardado sin sangrar
dentro del pecho
los restos de la metralla.

TRES MUJERES


Salvador Juárez

MAMA. HERMANA, ESPOSA MÍA.
Escondanme entre sus naguas.
Guarden mis secretos.
No den a conocer mi verdadero rostro.
Salven mi sombra.
No me dejen solo en este camino.
Acaricienme.
Cambien mis pañales.
Cuando llore en silencio.
Digan, que soy siempre
el único niño de ustedes,
que Dios guarde el día que me alcen la mano
mesanme en sus brazos
mientras el tiempo pasa.
Persignenme cuando salga a la calle.
Oren por mi
cuando ya sea la noche y no regrese a casa.
salgan a recogerme
cuando vean que caiga
respaldenme cuando este ausente
digan que fui bueno y amoroso hasta la muerte, amen.

XV


Alfonso Kijadurías


Vieja retorica la de mi estomago, aun con mi fealdad
me siento y tomo posesión de mis asuntos, viajar
en el delirio bajo lo mas podrido de esta
manzana, demasiado audaz para estar sola
poeta en las mendicidades mas arrogantes,
cuidando de su gato y sus curiosidades de
hombre serio, Yo sé. Pero entiendo. Percibo
otra conciencia en los mosquitos
y en el alargamiento de mis huesos. Otra
manera de frotarse los ojos, simplemente.

ESTUDIO CON ALGO DE TEDIO


Roque Dalton

“Clov.-Llora…
Hammn.-Luego vive”
(Dialogo de fin de partida de Beckett).

Tengo quince años y lloro por las noches.

Yo se que ello no es en manera alguna peculiar
y que antes bien hay otras cosas en el mundo
mas apropiadas para decirolas cantando.

Sin embargo hoy he bebido vino por primera vez
y me he quedado desnudo en mis habitaciones para sorver la tarde

Hecha minúsculos pedazos
por el veloz.

Pensar a solas duele. No hay nadie a quien golpear no hay nadie
a quien dejar piadosamente perdonado
esta uno y su cara. Uno y su cara
de santon farsante.
Surge la cicatriz que nadie ha visto nunca
el gusto que escondemos todo el día,
el perfil insepulto que nos hará llorar y hundirnos
El día en que lo sepan todo las buenas gentes
y nos retiren el amor y el saludo hasta los pájaros

Tengo quince años de cansarme
y lloro por las noches para fingir que vivo.
En ocasiones, cansado de las lágrimas,
hasta sueño que vivo.

Puede ser que vosotros no entendáis lo que son estas cosas.

Os habla, mas que yo, mi primer vino
mientras la piel que sufro bebe sombra…

A CUAGRAFIA


Irma Lanzas


El agua de la tarde derramada
es liquida cancion que se desliza,
la clara inundacion de su sonrisa
despliega su humedad iluminada

El viento es una musica mojada
que en medio de lo azul se cristaliza.
Si cubre la marca de la brisa
la nube es una vela naufragada.

Hay liquenes de luz entre las cosas
y hay peces invisibles y encantados
que esconden caracoles en las rosas.

Rodeados de crepusculo encendido
Los arboles son barcos callados
que duermen con el mastil florecido.

A Apolo


Francisco Gavidia


Mi verso es verso llano,
en que suena la voz y en que acento
del hombre se hace oír y el eco humano.


Apresurado o Lento
como de un rió la sonante plata
cuyo espejo retrata.

Gentes, bosques, viviendas y animales,
árboles, rocas, vida y movimiento,
corre en libres raudales,
Llevando al par, idea y sentimiento.
como lo debo solo

Al rubio Apolo, y porque en mi no fuera
propio que elogios propios escribiera,
son estos versos en loor de Apolo.

jueves, 14 de agosto de 2008

Recordamos a la generación olvidada


Por Mauricio Vallejo Márquez


Otoniel Guevara, Mauricio Vallejo Márquez y Ricardo Castrorrivas en el conversatorio.
El conversatorio Recordando a la Generación Olvidada fue todo un éxito. Empezó un poco después de la hora programada, pero la convocatoria fue bastante buena y se habló de lo que importaba: los poetas que fueron asesinados o desaparecidos en el período de la guerra.
Escritores que no son una generación en sí, pués se dividen en dos períodos, uno del 74 al 85 y el otro del 86 al 91. Escritores valiosos de los cuales sólo el rescate de sus obras y de su nombre permitirá que las letras salvadoreñas no tengan ese vacío, esos eslabones menos en la gran cadena literaria.

Ricardo Castrorrivas habló de los poetas Jaime Suárez Quemain, Chema Cuellar y Nelson Brizuela. Sobre el compromiso que hay con estos autores y muchos más que apenas se alcanzaron a conocer como es el caso de su hija, quien también fue asesinada en esos años. Muchas de esas voces de tanta importancia para las letras nacionales apenas son conocidas por algunas personas, y aunque sus familiares y algunos literatos los conozcan, todavía nos falta mucho trabajo por hacer. El rescate de estos autores es un compromiso para las letras salvadoreñas, no pueden quedar en el silencio.

Otoniel Guevara contó su experiencia personal, de cómo se fue encontrando en el camino a escritores como Amilcar Colocho, así como tambbién de la importancia de obras escritas por Lil Milagro Ramírez, Jaime Suárez Quemain. Compartió acerca de la muerte del poeta Alfonso Hernández, quien fue asesinado a pocos pasos de donde vivía Amílcar Colocho. También plasmó la importancia de que la justicia no implica matar o encarcelar a los ejecutores y torturadores de los poetas, sino en decir en qué lugar quedaron sus restos y en que se conozca la trascendencia de sus obras. El rescate de los poetas asesinados es un compromiso.

Vallejo Márquez se encargó de moderar el evento, así como de compartir la historia del desenterramiento de la obra de Mauricio Vallejo, quien fue desaparecido en los años de la guerra.
Se contó con la participación del guitarrista Carlos Rubio Calles quien interpretó algunas canciones y cerró el evento con la canción Cantares de Joan Manuel Serrat.
El evento fue organizado por la Juventud en Pro de las Artes Contemporánea (JAC) y la Universidad Evangélica de El Salvador por medio de la Unidad de Arte y Cultura de la Vicerectoría de Investigaciones.

El primer homenaje se realizará en el Café La Lumbre el 30 de agosto de 2008. En este se recordará al poeta y periodista Jaime Suárez Quemain.
Carlos Rubio Calles antes iniciar el evento