domingo, 30 de noviembre de 2008

PRESENTACIÓN

Nelson Brizuela

La poesía es el luto arrastrándose
en cada granito de polvo, en mi país.
Es la muerte y su grotesca risotada
parándole los pelos a la gente.
Nada me costaría cantarle a este tiempo
con la "forma" o con la "altura"
que la estética académica exige;
podría decir por ejemplo:
Viejos avatares duelen, cual fibrosis
erguido en estilóbato de estío,
cual Atropos furibunda en desfío
a la reproducción de la meiosis.
El agrio Marte embaraza, cual trombosis
de rencor ennegrecida, el solar mío.
Cual Egipán dacroniano en desvarío
mira diablos al sopor de su psicosis.
¿Podrá mi pobre gente analfabeta
entender de pasada una cuarteta
de las que arriba escribo? ¿O son vacías
frases, adornos arrogantes de poesías?
El poema es del pueblo y su poeta,
todo lo demás son galimatías.
Hoy la poesía es de urgencia en mi país,
de lo contrario todo quedaría
en un papel manchado de ocurrencia "geniales",
para pocos. ¿Cómo voy a decirle a la mujer que quiero:
Contarte quiero, Venus amada, que eres
el céfiro que sopla mi ventana,
poniendo a mi existir cada mañana
el aliento necesario en mis quehaceres.
Sáficos versos canto. Amaneceres
encuentro entre tus manos. Te profana
mi boca trashumante, cuando Diana
me alquila su equipaje. No aceleres
mi muerte en tu mirada, ¡te lo ruego!
ahora te diré "mi amor", sin el juego
estéril de palabras. Como somos,
como hablamos nosotros, así, sin asomos
supérfluos de retórica. Sin el pliego
demandando decir: "amor", en veinte tomos.
¿Valdrá la pena jugar al artesano
y ponerme a escribir para poetas?
¿Valdrá la pena cerrar más todavía la puerta
por donde aparecí en el mundo
con todos mis hermanos del pueblón querido…?

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