
Mauricio Vallejo
Micaela
Micaela
trae un velo
de madera.
Una flor de mimbre
y en el pecho
una azucena.
Los domingos
yo la encuentro
en la Ceiba.
Juega y ríe
y se unta
de horas y lirios.
Micaela
se ha alejado
de los hombres.
No es virgen
y tiene
pureza de agua.
Un domingo
se llevaron
su José.
Su amor, su marido.
Lo mandaron
a traer
Micaela
pudo escuchar
la refriega.
Cayó José
y con él
los de la huelga.
Los domingos
ella escucha
las campanas.
Juega y ríe
y en el pecho una azucena.
(1977)