Jaime Suárez Quemain
Es una viejecita la mar de agradable.
Le gusta observar por la ventana
a las cipotas que juegan en la acera,
aunque si meten ruido
hacen un gesto de enojo
con su mirada de ceiba milenaria.
Le soy simpático,
quizá se identifica con la misantropía
que poseo en los ojos.
De vez en cuando, iracunda,
habla del pudor de sus tiempos
y se queja de que a la niña vecina
la arrinconen en la oscuridad de la luna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario