Hilda Flores
Hay una huella borrándose,
una cama arreglada,
un vaso reseco de esperar tu sed.
Están mis brazos tendidos hacia los tuyos.
Sobre los recuerdos
una lágrima absurda te dibuja.
En la cima de la ausencia
tu pensamiento y el mío
se hermanan como el beso.
Dentro de mí se quiebra
el frío de tu vida
extraviada en ásperos lugares.
Estás allá,
tan lejos,
hermano.
El eterno sometido
-
Las dictaduras militares nos dejaron como herencia el conformismo y agachar
la cabeza. Nos dejamos que pasen sobre nosotros sin que digamos nada, sin
rec...
Hace 6 años
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