Ovidio Villafuerte
Azarosa es la llama que nos quema.
Nos sentimos arder
y a solas vamos,
cultivando de sueños la luminosa flor del naranjero.
Siempre será el afán de un nuevo día
la misma luz del orbe
y el amoroso enjambre,
donde el rubor desnuda su amapola...
Todos se van. Se han ido.
Los ciegos obedecen la obstinada señal de los relojes.
Tomado del libro Ritual de piedra
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