domingo, 8 de febrero de 2009

A manera de salmo de ausencia

Antonio Gamero

Rebotan mis palabras
En las piedras oscuras del recuerdo
Y mis lágrimas ruedan ateridas
Y enhebradas con hilos en desfleco.

No hay soñador que sueñe los sueños de mi noche:
Apagado está el grito, muerto el clamor del alma:
Y un mudo seguimiento de fantasmas y sombras
Burlescamente hiere mi fría piel bronceada.

Te invito a que regreses y, con los brazos tensos,
Pregunto a los que llegan: ¿Vendrá hoy o mañana?
Y con el agua clara llovida de la rosa,
Lavo el último traje que viste mi esperanza.

II
Vienes de medianoche, —medianoche es distancia—
Traes el alma llena de orfandad y de espanto:
Tus ojos se suicidan en la angustia del tiempo
Y el frío se detiene a ver qué hay en tus manos.

¿Para qué recordar? ¿Para qué recordar?
Todos un día fuimos por ilímites rumbos
En busca de alegría, de luz, y retornamos
Bordoneando caminos y destrozando muros.

Para qué recordar?
El sol que alumbra sabe que somos todavía
Dos chispas ardorosas
Para encender la vida.
¿Para qué recordar, si las campanas dicen
Alegres tu venida?

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