Raúl Contreras
Cada cual con su lampara, se aferra
a su puesto en la nave, mas ninguno
conoce a donde va. Y un importuno
golpe sin golpe los oidos cierra.
¿Vuelven los que se van? Mi paso yerra
en la nave sin fin. Uno por uno
los voy contando a todos. Falta alguno
el capitan que se ha quedado en tierra.
Cada cual con su lampara…--yo iba
con un giron del alba en otra nave!—
¿a donde va este barco a la deriva?
¡toda la niebla en mis pupilas cabe!
Cuando pregunto al timonel de arriba
no me responde. El capitan lo sabe…
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