miércoles, 11 de junio de 2008

ORACULOS


Ricardo Lindo

Eran oráculos como insignias en el viento de magníficos batallones perdidos.

Predecían un retorno de príncipes, predecían lagos azules como hojas en los cráteres de los volcanes, y también otras cosas.

Los astrólogos los vieron en el viento, oráculos-bolas.de-fuego. Oráculos-calcomanías-fluorescentes. Los interpretaron según sus viejas tablas esos viejos astrólogos arrugaditos.

Fue la última noche de verano. Cada cual distinguió su signo en el viento y quiso saber su futuro.

Una mujer que miraba por una ventana supo que su hijo subiría a las estrellas.

Un hombre vio en un destello la inagotable soledad que amargaría su vejez.

Por ese año hubo una gran provisión de oráculos vacíos. Nada en las manos, nada en el sombrero. ¿Por qué? ¿Por qué?

La angustia crece como un árbol en el centro de la plaza.
(De : “Rara avis in terra”)

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